La prolongada tradición de uso de
productos de origen vegetal en medicina y la reacción contemporánea contra los
fármacos sintéticos han llevado a un resurgimiento de la herbología, a veces
denominado fitoterapia. La creencia de que se trata de "medicina
natural" lo ha dotado de un aura de salubridad inmerecida; en realidad,
los compuestos empleados por los herboristas son en muchos casos los mismos que
aparecen en los fármacos industriales, sólo que mezclados con otras sustancias
y en una dosis mucho menos precisa. Los efectos secundarios provocados por los
fármacos industriales son como mínimo igualmente frecuentes en la medicina
herbal, y el riesgo de reacciones adversas o confusiones en el uso está también
presente.
La fitoterapia practicada
actualmente se nutre tanto de la tradición herborística occidental —que se
remonta a griegos y romanos— como de la tradición Ayurveda hindú y la
herbolaria china; en éste último país, forma parte de las terapias empleadas en
la salud pública, junto con otras prácticas relativamente novedosas en
Occidente, como la acupuntura.
El uso de las plantas para prevenir
y aliviar dolencias es también una práctica corriente entre las poblaciones
autóctonas de los Andes, donde la medicina oficial en algunos países está
rescatando las prácticas ancestrales, llevándolas hasta los centros de salud de
las aldeas y poblados de la sierra2 3 4 5
Además de compuestos vegetales de
probada inocuidad, como los presentes en las infusiones de consumo doméstico,
esta tendencia ha llevado a la comercialización de suplementos vegetales, cuya
regulación está en muchos países aún incompleta. El debate acerca de si deben
comercializarse libremente como material alimentario, o por el contrario
someterse a las revisiones más estrictas aplicadas a los fármacos, está en gran
medida aún abierto. En los Estados Unidos una ley de 1994 los clasifica como
suplementos nutricionales, permitiendo su venta y consumo salvo que la FDA
pueda demostrar su carácter pernicioso.
Los peligros propios de la medicina
herbal incluyen el elevado riesgo de interacciones adversas, ya sea entre
productos herbales o con fármacos industriales, debido a la presencia y
dosificación variable de numerosos principios activos en los preparados, y la
posibilidad a veces fatal de confusión que provoca la nomenclatura inestable de
los vegetales; especies o variedades llamadas por el mismo nombre, aún si son
muy próximas botánicamente, pueden variar enormemente en la presencia y
concentración de los principios activos.
En la actualidad las principales
empresas de fitoterapia cuantifican los principios activos en cada lote de
planta y realizan estrictos controles de radioactividad, pesticidas y otros
contaminantes, con lo cual se garantiza un efecto homogéneo en todos sus
preparados.
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